domingo, 27 de octubre de 2013

Sólo Lou viene y se muere un sunday morning. Qué chabón. Lloraría voy a llorar.

Parecía un día perfecto, votar en zona sur y más tarde cuando oscureciera volver a casa, un día perfecto tomar café al lado de la ventana, también caminar y después casa. Fui y voté. La señora que estaba detrás de mí en la cola no respetaba la distancia entre los cuerpos; como un presagio todavía no es de noche. Parecía un día perfecto aunque el mozo y los turistas me expulsaran del primer bar cuando encontré el segundo. Saltiqué la calle y como todos los domingos a la mañana que me encuentran despierta canturreé en mi mente Sunday morning, pensé en mi vaca imaginada que se llama Sunday Morning y me puse mis anteojos de sol para que no me hiriera las retinas el Sunday morning. Seguía pareciendo un día perfecto cuando el colectivo llegó a la parada en sincronía conmigo pero al final eran todas las calles que cruzamos hace no tanto tiempo. Me sigo aferrando. Metí el sobre en la urna y fue un día casi perfecto. Con todo lo triste que va a resultar saber que no estamos más vivos al mismo tiempo que vos.


lunes, 21 de octubre de 2013

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Acá me choco con las moscas
me ven, enfocan, apuntan y se lanzan
entran a mi campo visual, me rodean:
son las moscas kamikaze,

no se asustan, son chiquitas, no se van,
son de las que nacen en cosas podridas
acá están las moscas y ellas creen
que tal vez me dejé a mí en el río

 y dejé mi casa del río allá en el río.

domingo, 13 de octubre de 2013

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¿Qué pasa cuando se ponen a generar obra desde la marcianitud de la clasemedia-artística-intelectual? Al hambre y a la exclusión no habría que mirarlos extrañados, eh. Sería mejor arremangarse y hacer algo. Intervenir de alguna forma. Con una obra involucrada y basta de pavada. O nada.  
Pero es más fácil sumarse a las modas y tener un discurso. Tener un discurso que te hace sentir bien y vaciar la verdad de contenido.  Vaciarla de contenido y volverla un lugar común. Volverla un lugar común y que sea parte del paisaje. Que sea parte del paisaje y alguien pinte un cuadro. Que hagan una instalación, que hagan una obra de teatro muy cruda y que las gacetillas anuncien que es una denuncia social, que se pinten graffitis rebeldes con slogans trillados, que se adoptan lenguajes callejeros. Que sea parte del paisaje y se empatice, por afuera.

La real marcianitud de la clasemedia-artística-intelectual usa la carencia como inspiración. Un gran periodista escribe una gran crónica. Un periodista menor escribe una crónica menor.  Suceden en las periferias. Una nueva novela que habla de pibes chorros, un libro de relatos para los wachos. Una generación entera de poetas versan pobreza, combaten a los gatos burgueses con su pluma y troskean Villa Ocampo. Todos dicen “villa” y (no)hacen (nada)algo. Una villa es un poblado.  Ahora dicen que. Cada vez más.